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Personas que han venido a enseñar


A lo largo de la vida, con cada experiencia, nos guste o no, encontramos personas que nos han venido a enseñar.

Personas, que sin proponérselo, llegan a nosotros a marcar un antes y un después. Personas que carentes de importancia, aparentemente, llegan como de la nada a enseñarte cómo hacerlo mejor, a hacerlo bien o a evitar que lo hagas mal.

En esta ocasión tomaré este pequeño espacio para hablar sobre ellos, quienes con sus acciones o actitudes, vienen a mostrarnos cómo hacerlo, o como en el título, han venido a enseñarnos.

¿Quiénes son ellos?

Ellos son quizá, quienes menos te imaginas. En general, son personas que pueden haber estado ahí toda tu vida y que pasan desapercibidos. O bien, pueden ser recién llegados. También, de esos que entran y salen y, cuya presencia en nuestras vidas es tan efímera que apenas notamos su influencia.

Pueden ir desde la conserje de la escuela, hasta aquellos/as que han fingido toda su vida ser tus amigos/as. Pero ese no es el tema. El tema es; que esas personas son, quienes nos han venido a enseñar. Y ya sean buenas o malas sus enseñanzas, lo importante es: que ellos son quienes han venido a sacarnos, a meternos y, a dirigirnos por diversas situaciones. Ya sea en el presente o el futuro, nuestras experiencias con ellos van a determinar nuestras acciones.

¿Cómo nos han venido a mostrar la manera de hacerlo mejor o peor si así se quiere?

Pues así es. Como todos ellos ejercen una influencia importante sobre nosotros, ya sea que lo notemos o no, o aun si nos gusta o no, nos vienen a enseñar algo que, en la mayoría de las ocasiones es tan sutil que incluso a nuestros ojos pueden pasar por alto, hasta que llega el momento.

Esto puede significar que estamos ignorantes, hasta que llegue ese preciso momento, cuando te toca poner en prática aquella experiencia que buena o mala, te preparó justo para enfrentar lo que estás viviendo ahora.

Como es mi caso, creo que Dios tiene un plan para mi vida y siendo que ese Dios, en el que creo es uno de orden y no deja nada al azar, puedo asegurar que Él mismo guía todas mis experiencias para cumplir su propósito en mi. Es decir, que esas personas que han venido a enseñarme, son parte del entrenamiento o preparación que necesito para poder asumir con entereza el lugar que me está reservado.

Sin embargo, estas experiencias, como mencioné con anterioridad; no siempre son buenas, no siempre nos gustan, no siempre estamos dispuestos a aprenderlas o aceptarlas tal como lo que son, enseñanzas. Pero ahí están, para mostrarnos que no somos producto del azar, para sacar lo peor o lo mejor de cada uno y, de nosotros depende aprender o no de ellas, porque al final, igual nos van a ocurrir.

Si alguna vez escuchaste, leíste o pronunciaste la frase “La primera vez se quiere más, pero la segunda, se quiere mejor”. Imagino que sabrás a lo que me refiero. Esa primera vez, se quiere con toda la fuerza y capacidad que la ingenuidad y la ignorancia nos permite. Más la segunda, se hace mejor. Con la misma capacidad, ahora preparada para manejar adecuadamente lo que se presente y con la misma intensidad de que nos dota el saber.