Saber esperar 1.4

Ambas estaban dolidas, pero solo una de ellas lo admitía y estaba dispuesta a dar un paso adelante para revertir algo que ella ya sabía no tenía reversa.

En su mente meditaba y se interrogaba a sí misma sobre todo aquello que había hecho mal con nosotras pero también se tranquilizaba a sí con alguna excusa o justificación en la que ni ella creía.

Porque como dije en el fragmento anterior, la libertad sólo le es concedida a aquellos que reciben y aceptan la verdad sin importar su naturaleza, y ella, ellas aún no estaban listas o dispuestas a aceptar que cometieron un error y uno grave.

Pasó el tiempo, y todo quedó ahí, pero como pueblo que se resiste a esclavizarse luego de su liberación, les costó aceptar que nada era igual y que no volvería a serlo, jamás.

Frente a ellas pasaban todos y cada uno de los momentos en los que decidieron darnos la espalda, menospreciarnos e ignorarnos por considerarse mejores. Ahora podían ver tantas cosas, con tal claridad que ni ellas mismas podían creerse que habían sido tan tontas.

Ahora deseaban volver atrás y recuperar aquellas a quienes tan indolentemente habían dañado.

La chica Del Sombrero