El cuarto de madres para la iglesia

Sábado por la mañana en la iglesia luego del programa de escuela sabática, la acostumbrada sección de anuncios y obra misionera.

Durante el periodo de anuncios; los líderes daban a conocer varias cosas acerca de los recién nombrados y el objetivo que tienen algunos departamentos respecto a la congregación, y mientras él aún hablaba alguien, un poco ajitado, le interrumpió. –No se puede controlar el alboroto de los niños, lo que se necesita es el cuarto de madres. –La algarabía no se hizo esperar, el murmullo, los comentarios y el cuchicheo invadió el lugar brevemente. A continuación, Él, que aún hablaba les tranquilizó y continuó su disertación sin mayores problemas.

Durante el incidente, no pude evitar pensar varias cosas:

.Tal vez, aquel miembro de la congregación tenía razón.

Pues un cuarto de madres es necesario no lo niego, y más si le sumamos las razones que él explicaba. Pero luego no estaba tan segura de ello y pensé: qué nos pasa. Si ese fuera cualquier otro lugar, además de la iglesia, cada padre sería completamente responsable del comportamiento de sus hijos y en lugar de que la congregación se adaptara a ellos, ellos deberían adaptarse a ella, y cumplir con las reglas de comportamiento adecuadas si desean permanecer en allí.

Un ejemplo de ello es, el trabajo, el teatro, el cine, un centro comercial y demás centros de interacción social de algún tipo. En todos esos lugares se hace totalmente ineludible cumplir con ciertas reglas de comportamiento si se desea permanecer en el sitio. Me pregunto entonces. Por qué siendo la iglesia la edificación religiosa, destinada a la adoración del Dios en el que se supone creemos y respetamos, pretendemos que debería adaptarse a nosotros y no al revés?

Pensemos un poco sobre esto; si estuviéramos en el cine, en un museo, teatro, o centro comercial seríamos privados de su uso sin la menor concesión.

Pero claro eso es solo mi punto de vista. Que es tan valido como el de aquel feligrés que también tiene su punto.