La dama desnuda (cuando el miedo te sorprende)
Con mi reciente y muy ruda lectura, gracias a Emma Carolina, mi querida Neurocoach, me ha tocado comprender que a veces, las barreras físicas, no son del todo necesarias para encerrarnos en cualquier lugar o posición. Pues, si bien éstas pueden hacerlo, las mentales o sicológicas también. Y en muchas ocasiones son más efectivas que las primeras.
Al ser consciente por fin; de esto, recordé una de tantas situaciones en la que me vi envuelta.
La vida nos coloca en circunstancias que nos sobrepasan; lo deseemos o no. Y está en nuestras manos decidirnos por la libertad que supuestamente deseamos; digo supuestamente, porque en general salvo algunas excepciones, todo el mundo obtiene lo que quiere, y no lo que quiere sino que todo el mundo obtiene aquello por lo que trabaja.
En una ocasión luego de mi ACV me tocó decidir si quería ir o no a la universidad; tomar esta decisión me fue relativamente fácil, porque sabía exactamente lo que NO quería y parte de lo que quería en ese entonces. También, sabía que ese era el medio más efectivo para lograrlo.
Pensé muchas cosas al respecto. Como el hecho de: qué carajos voy a hacer todo el día todos los días en mi casa ¡qué aburrido y pobre para una mujer tan rica como yo! Quien ha querido vivir una vida tan amplia como su cabeza.
Una vez allí, me tocó enfrentarme con la realidad. Saber que no iba a ser tan simple o divertido como lo imaginé, me dolió un poco, pero nada… no lo sabía aún, pero parecía reaccionar bien a los desafíos y la competencia; mientras más difícil me resultara algo, más obstinada era en lograrlo. Así que, pese al miedo y la inseguridad que sentía que era bastante. Me dispuse a ello.
En el proceso de admisión, debía pasar unas pruebas que entre otras cosas determinaban mi aptitud o habilidad para la carrera escogida.
La más importante de las pruebas era, el ciclo básico. El ciclo básico, constaba de tres partes, cada una evaluaba una habilidad diferente:
La primera trató de un breve momento de socialización y probar nuestra capacidad para dibujar.
Les cuento que estaba tan asustada que reviví temores que se suponía ya había superado; actualmente soy diestra, pero antes del ACV, era zurda y aunque ya tenía un tiempo como diestra tanto dibujando como escribiendo.. en el momento de la prueba no sabía ni que mano iba a emplear.
Me tocó estar asustada, decepcionada, muy molesta porque aunque finalmente terminé un maltrecho dibujo de una dama desnuda, sabía que había sido el peor de los trabajos que hice en mi vida.
El punto es el siguiente: el ACV, estaba algo reciente, pero la transición ya la había hecho, no era tan experta ni tenía la agilidad que debía pese a mi talento, pero volví a revivir esa barrera justo en el momento menos indicado.
